En un trazado complicado, muy resbaladizo y en algunas zonas algo deteriorado, el piloto de Bailén lograba un más que meritorio segundo puesto entre los competitivos rivales en la categoría de los CM y satisfacción del icónico bailenense.
Con la ambición que le caracteriza, Esteban Perea volvía de la Subida al Marmol-Macael con la satisfacción del buen resultado pero con cierta alegría contenida. Un trazado complicado donde el asfalto y su adherencia ponían difícil la carrera a Perea que trabajaba en los reglajes que más se acercasen a las circunstancias y al ritmo que acostumbra.
Pilotando al doscientos por cien, los tiempos que lograba eran muy similares a los conseguidos en la prueba el año pasado no pudieron mejorarlos en esta edición. Una de las causas comentadas por los pilotos participantes era el deterioro que año tras año sufre el trazado y la complicada adherencia debido a la localización del trazado de la subida del andaluz de montaña.
Esta fue la razón por la cual el piloto de Bailén no pudo sacar el máximo de rendimiento a su motor y las complicaciones para encontrar los reglajes adecuados con los que encontrarse cómodo.
A partir de ahí y asegurando el segundo puesto entre los monoplazas, Esteban Perea se dedicó a hacer kilómetros y acumular información y datos referenciales para seguir trabajando en la evolución y puesta a punto de su Silver Car S2.
“Después de la intervención quirúrgica que he tenido, mucha gente se ha interesado por mí. A ellos les dedico este resultado al igual que ha mi familia y a José Luis Sequera, mi mecánico de siempre que está atravesando una situación física delicada que no le permite acompañarme a las pruebas. Por supuesto a mis patrocinadores. Quedan tres pruebas del andaluz de montaña para concluir la temporada. Dos de ellas nuevas y la clásica subida cordobesa a Trassierra que será duda hasta el último momento nuestra presencia», declaró Esteban Perea tras la prueba almeriense.